Enaire e Indra lanzan Startical para la gestión del tráfico aéreo desde el espacio
Startical será una constelación de 200 nanosatélites que permitirán el control aéreo global y ayudar a la descarbonificación del transporte aéreo.
El pasado martes, el Consejo de Ministros aprobó la constitución de Startical, un proyecto público-privado en el que participan el gestor del espacio aéreo español, Enaire, y la empresa tecnológica Indra y en el que ya se lleva trabajando dos años. Su inicio, sin embargo está en 1990 cuando se pusieron en marcha en la Conferencia de Navegación Aérea se habló ya de añadir elementos satelitales a la navegación aérea.
El objetivo de esta sociedad es el desarrollo, fabricación y operación de una red de más de 200 nanosatélites (satélites de menos de 10 kg de masa) en órbita baja que cubrirán toda la Tierra y que permitirán ofrecer servicios globales de control aéreo y comunicaciones VHF (tanto de voz como de datos) entre el centro de control y las aeronaves y vigilancia de la posición de la aeronave por ADS-B.
Según Enaire, la inclusión de las comunicaciones es “lo que constituye un factor diferencial frente a iniciativas similares. Se trata, por tanto, de un proyecto pionero a nivel mundial, al ofrecer vigilancia y comunicaciones de forma integrada”. Para ello además harán uso de capacidades avanzadas de inteligencia artificial y big data. Un aspecto que es importante es el que no será necesario añadir nuevos equipos en los aviones para poder beneficiarse de las ventajas que ofrecerá.
Su desarrollo está dentro del programa New Space de la Unión Europea y “plenamente alineado con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno ‘España Puede’, con la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030 del Ministerio de Transportes, y con el plan estratégico de Enaire ‘Plan de Vuelo 2025’”.
“Con estos nuevos servicios se aumentará la seguridad, capacidad, eficiencia y puntualidad de los vuelos con claros beneficios para las compañías y los pasajeros. Además, esta nueva tecnología será aplicable en otros modos de transporte” señalan desde Enaire.
Según nos ha explicado Ángel Luis Arias, director general de Enaire, un sistema de este tipo ayudará a mejorar el control del tráfico aéreo, ya que por ejemplo, gracias a un mejor posicionamiento de las aeronaves, se podrá reducir la distancia entre ellas a incluso 15 millas náuticas, frente a las 80 o 100 que se mantienen hoy en día en los vuelos transoceánicos. Además se podrán utilizar rutas más directas, todo lo cual “la previsión es que Startical permitirá disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera a nivel global en al menos 13 millones de toneladas al año en 2030”.
Estas declaraciones las ha efectuado en una reunión con un reducido número de medios españoles, y en la que también ha estado presentes, entre otros, Fernando García, de Indra y director ejecutivo de Startical, y José Luis Rodríguez Castro, director de Sistemas de Enaire y Mari Luz de Mateo, directora de Desarrollo Empresarial.
Para Enaire e Indra, otro beneficio será “la creación de entre 1.440 y 1.550 puestos de trabajo: 240 directos de alta cualificación, entre 500 y 550 indirectos y entre 700 y 760 inducidos. Esta cifra podrá multiplicarse por 3 a medio plazo alcanzado los 4.500 empleos”.
Sobre la selección de Indra como socio de Enaire, dado que no es un gran “jugador” en el campo de los satélites, si han querido recordar que sí tiene una importante presencia en el desarrollo de sistemas de gestión de tráfico aéreo. “Su tecnología está presente en más de 200 centros de control, más de 1.700 sistemas de aterrizaje y más de 400 radares en 176 países. Cuenta con soluciones vanguardistas para la gestión automatizada del tráfico aéreo, la comunicación, sistemas de navegación y aterrizaje seguros, soluciones de vigilancia, sistemas de información y de gestión de tráfico aéreo no tripulado (UTM). Indra aporta además un conjunto amplio de otros conocimientos y capacidades tecnológicas necesarias para llevar a cabo un proyecto de estas características, como es el dominio de las tecnologías relacionadas con el espacio, ingeniería de sistemas, tecnologías de comunicaciones, digitalización, big data, inteligencia artificial, analitics, y otras más”. Ambas sociedades ya son socias en otros proyectos, como por ejemplo el desarrollo de la próxima estación de control del tráfico aéreo.
El proyecto de desarrollo está dividido en dos partes. La primera se llevará a cabo entre 2021 y 2023 y consistirá básicamente en el estudio de viabilidad del mismo, junto a los desarrollos técnicos necesarios que incluirán el lanzamiento de tres satélites entre finales de 2022 y 2023. Estos satélites se emplearán para pruebas operativas en el espacio aéreo canario.
Para esta primera fase se han presupuestado 29,2 millones de euros, de los que ambos socios aportarán un máximo de 9,95 millones cada uno. El resto se espera lograrlos mediante fondos europeos del programa SESAR (de los que ya están comprometidos 3,2 millones, y el resto de los asignados al Plan de Recuperación del Gobierno español o de los fondos europeos Next Generation. Ya en esta fase podrán incorporarse socios tecnológicos que puedan ayudar en la misma. En cualquier caso no se ven como posibles socios a empresas como Airbus o similares.
La segunda fase, entre 2024 y 2027, sí se supera la primera, incluye la fabricación y lanzamiento de los satélites y la puesta en marcha del servicio. Según nos han explicado desde Enaire e Indra, los primeros tres nanosatélites serán comprados a un fabricante —que no han querido identificar todavía— de estos para acelerar el proceso, mientras que para la constelación operativa todavía se deberá seleccionar a un suministrador.
No obstante, la segunda fase todavía no cuenta con un presupuesto, que será muy superior al de la primera, ya que este se definirá en función de los resultados de la primera y deberá incluir por ejemplo la producción de los nanosatélites, su puesta en órbita y las estaciones terrestres precisas. También habrá que esperar todavía para que se defina el capital social de la sociedad que se constituirá, así como los socios que la formen. Un aspecto importante que se quiere resguardar es la soberanía nacional sobre el programa.
Según las previsiones actuales, estos nanosatélites tendrán una vida operativa de unos cinco años, al cabo de los cuales deberán ser sustituidos. Esto, según valoran desde Enaire e Indra, “permitirá tener ciclos de mejoras tecnológicas y actualización mucho más ágiles que los de una constelación tradicional, que puede tardar quince años en renovarse”.
Ambos socios consideran también que “una constelación de estas dimensiones y de cobertura global generará un efecto tractor en el desarrollo tecnológico e industrial, beneficiando al conjunto de la economía y la sociedad. En este sentido, Startical constituye una oportunidad única para la industria aeroespacial y para otras industrias, que tendrá, además, un efecto positivo en la interacción entre la universidad, el progreso tecnológico y la industria impulsando mayores espacios de colaboración”.
A este respecto, Arias y García han contestado a una pregunta de Fly News, señalando que se trata de un servicio global que precisa “es una necesidad” de su comercialización futura, citando a Argentina, Australia, Brasil, India o México, como posibles clientes o socios. Este último aspecto, cómo podrían incorporarse estos u otros países, es algo que en cualquier caso se negociará en el futuro.
En la reunión se ha querido dejar claro que el objetivo del proyecto no es colocar en órbita una constelación de nanosatélites. Eso es una herramienta “el fin y el éxito es el conseguir una red de comunicaciones a nivel de toda la constelación que sea capaz de determinar en todo momento dónde está el avión para poder hablar con él desde cualquier posición de control en cualquier punto del mundo”, nos señaló Fernando García.
Otra ventaja señalada de esta capacidad global es que no será preciso que el centro de control esté como hasta ahora “cerca” de los aviones que se gestionan. Es decir, que los aviones sobre la zona de Madrid, podrían estar controlados desde Canarias o cualquier lugar del mundo, si bien todavía no se ha tomado ninguna decisión sobre la ubicación de los centros de control.
Un aspecto a tener en cuenta, con las numerosas constelaciones de nanosatélites que están en proceso de lanzamiento o diseño, es que los astrónomos se han quejado de que tanto objeto podría dificultar la exploración espacial desde la Tierra. Ángel Luis Arias, sin embargo, cuando le comentamos este punto, nos señaló que “Los beneficios de esta iniciativa van a ser muy superiores a los problemas de visibilidad astronómica. Al disponer de rutas mucho más precisas y en términos de velocidad, y altura; el que el piloto pueda elegir los mejores niveles de vuelo y velocidades; evitar zonas tormentosas sin tener que irse muy lejos; el efecto albelo por ejemplo con las estelas… Los beneficios como por ejemplo la reducción de las emisiones de CO2 van a ser muchos. Pero aunque es un tema, el de los satélites en órbitas bajas, que quizás habrá que regular”.
Antes de ser declarados operativos, todo el sistema deberá ser certificado por EASA y en función de esta certificación se concretará cuántos de los 200 nanosatélites previstos estén operativos en cualquier momento y cuántos en reserva para cubrir averías o cualquier incidencia en órbita.
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