Rescate en Kabul, así es el operativo español

El rescate de nuestros pocos compatriotas desplazados en Afganistán  y el de los muchos afganos y sus familias, que tanto nos han ayudado, se convertía en un reto mayúsculo para España. El carácter expedicionario y las capacidades que aporta el Ejército del Aire a la sociedad española se ponían a prueba, una vez más.

Todos los que durante los últimos años hemos pasado en algún momento por Afganistán sentimos en estos días una sensación amarga. ¿Ha servido para algo tanto esfuerzo, tantos soldados españoles caídos? Pese a todo, sin duda la respuesta es sí. Cuando un soldado cumple con su deber nunca es en vano. Además, brindamos 20 años de relativa calma y prosperidad a un pueblo castigado por la pobreza y la guerra. Pero aun así, el recuerdo de los 102 españoles muertos en el transcurso de la misión (96 militares, 2 guardias civiles, 2 policías y 2 intérpretes afganos) nos pedía algo más.

 

Entonces empezaron a llegar las imágenes del caos en el aeropuerto de Kabul y se abrió la puerta para intentarlo. El rescate de nuestros pocos compatriotas allí desplazados y el de los muchos afganos y sus familias, que tanto nos habían ayudado, se convertía en un reto mayúsculo para España. El carácter expedicionario y las capacidades que aporta el Ejército del Aire a la sociedad española se ponían a prueba, una vez más.

EL ALA 31 ENTRA EN ACCIÓN

La operación de rescate estaba en marcha. El Ala 31 del Ejército del Aire, con un historial de más de 40 años de misiones semejantes por todo el mundo a bordo de sus legendarios Hércules, fue la primera unidad en ponerse en marcha. Esta iba a ser su primera misión ‘mediática’ con sus flamantes Airbus A400M.

En pleno fin de semana del mes de agosto, la sala de operaciones del Ala 31, en la Base Aérea de Zaragoza, era un hervidero de ir y venir de personas y de teléfonos sonando, aún más de lo habitual. Llamadas constantes, gente entrando y saliendo, un aparente caos para quien no conoce el funcionamiento de una unidad como esta, pero en realidad, ni uno solo de los movimientos era superfluo o improvisado.

Los planes de vuelo se iban redactando. Los permisos de sobrevuelos se gestionaban con agilidad. Contactos permanentes con la cadena de mando y con los aliados hacían circular la información. Todo fluía como fluyen las cosas cuando están en manos de profesionales con años de experiencia, que saben muy bien lo que se traen entre manos. Cuando están en manos de los hombres y mujeres del Ejército del Aire.

Escuadro de Apoyo al Despliegue Aéreo
Miembros de la EADA en el aeropuerto de Kabul.
Miembros de la EADA en el aeropuerto de Kabul.

Casi al mismo tiempo empezaron a sonar los teléfonos en el Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA). Al otro lado de las pistas de la Base Aérea de Zaragoza se saben también imprescindibles para una misión como esta. Son el complemento perfecto para el Ala 31 y sus vecinos y compañeros de viaje a lo largo y ancho del mundo. Ningún avión del Ejército del Aire puede desplegarse con seguridad sin un equipo de protección que asegure, que mientras está en tierra, en zona hostil, nadie con malas intenciones pueda acercarse a la aeronave.

África, Irak, Kirguistán, la Base Aérea de Herat en Afganistán… Por donde ha volado el Ala 31 allí ha estado siempre un equipo del EADA, prestando su imprescindible apoyo en tierra. Desde cargar y descargar el avión hasta repeler un ataque con fuego real. De todo han hecho y de todo son capaces los hombres y mujeres del EADA.

Ningún avión del Ejército del Aire puede desplegarse con seguridad sin un equipo de protección que asegure, que mientras está en tierra, en zona hostil, nadie con malas intenciones pueda acercarse a la aeronave.

Lo primero fue encontrar una base de despliegue, lo más cerca posible de la zona de operaciones, pero en un país seguro. En coordinación con el Mando Central norteamericano, que es quien dirige toda esta operación, se designó una base aérea de la USAF (fuerza aérea norteamericana), situada al sur de la ciudad de Dubái, en el golfo Pérsico. Al Minhad. Hacia allí despegó el primero de los A-400M, a las 23:55 horas del 16 de agosto, cuando todavía todo eran incertidumbres para el público en general, pero no para quienes dirigían la operación en el Ejército del Aire, que ya sabían muy bien a esas horas a qué se enfrentaban. A bordo, además del imprescindible equipo operativo de protección del EADA, un equipo de cooperación cívico-militar del Ejército de Tierra.

El caos inicial en el aeropuerto de Kabul empezaba a mitigarse. La llegada de varios batallones de las 82 División Aerotransportada y la 10ª División de Montaña del US Army, además de tropas británicas y de otros países aliados, garantizaba ciertas posibilidades de éxito para la misión de rescate de los españoles, los intérpretes afganos y sus familias.

Hasta 3 A400M de inicio, uno de ellos medicalizado

A primera hora de la mañana del día 18 de agosto despegaba desde Dubái el primer A400M español rumbo al aeropuerto de Kabul. Tras sobrevolar el estrecho de Ormuz se internaba en espacio aéreo de Paquistán, con el fin de evitar el paso por Irán, país que ya en alguna ocasión anterior hizo darse la vuelta a un avión del Ala 31, tras haber aprobado previamente su plan de vuelo. Con experiencias así, parece razonable dar un pequeño rodeo. Tras 2:30 horas de vuelo, el avión del Ala 31 aterrizaba sin novedad en Kabul.

Mientras tanto, un segundo A400M volaba hacía Dubái procedente de Zaragoza y un tercero era medicalizado por la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER) y la Unidad Médica Aérea de Apoyo al Despliegue (UMAAD) en la Base Aérea de Torrejón. Horas después despegaba para unirse al despliegue en Dubái, en previsión de que alguno de los evacuados desde Afganistán sufriera algún problema de salud grave.

A mediodía despegaba de Kabul el primer avión del Ala 31. A bordo 53 personas, entre españoles y colaboradores afganos. El embajador, su segunda, y 17 policías (GEO y UIP) de la embajada renunciaban a embarcar y se quedaban en tierra para coordinar y facilitar los siguientes vuelos de rescate. Servidores públicos como estos, que anteponen el cumplimiento del deber a su propia seguridad física, hacen grande a una nación.

Tras una breve escala en Dubái, el día 19 de agosto, antes de amanecer en Madrid, tomaba tierra en la base aérea de Torrejón el A400M con los 53 primeros rescatados del infierno afgano. Algo más de 48 horas después de despegar de Zaragoza, el Ala 31 en particular y el Ejército del Aire en general volvían a demostrar su capacidad para realizar una complejísima operación de rescate, en un entorno cargado de incertidumbres, a miles de kilómetros de sus bases. 110 militares españoles del Ejército del Aire (Ala 31, EADA, UMAER y UMAAD Madrid) y del Ejército de Tierra están participando en esta misión.

Instalación de tránsito provisional en la Base Aérea de Torrejón

En la Base Aérea de Torrejón, la Unidad Militar de Emergencias (UME) y el propio personal de la base han instalado un campamento provisional que se ha denominado instalación de tránsito provisional. Una instalación en la que dar a estas personas una primera acogida.

A fecha de hoy,  26 de agosto,  se han realizado ya alrededor de 20 vuelos  militares y ocho civiles, y se ha evacuado a  1.435 afganos. Miembros de la EADA en el aeropuerto de Kabul., de los que 1.040 han pedido protección internacional, y muchos de ellos son colaboradores del ejército estadounidense o para la Unión Europea, por lo que todavía quedan colaboradores afganos de las tropas españolas atrapados en Afganistán.

Todo ello con la aportación de medios y, por supuesto, el esfuerzo de los hombres y mujeres de distintas unidades del Ejército del Aire, que están dando lo mejor de sí mismos para salvar el mayor número de vidas posibles; principalmente del Ala 31, EADA, UMAER y UMAAD, pero sin olvidarnos del trabajo que se está llevando a cabo en la Base Aérea de Torrejón, en la recepción y acogimiento de los afganos evacuados.

La operación sigue en marcha, pero dada la situación en el aeropuerto de Kabul y sus inmediaciones, varios son los países que han notificado que este será el último día que realicen vuelos de evacuación. Por parte española, fuentes del Gobierno hablan de mañana viernes como último día de realización de vuelos, según informa El País, debido,  asegura este diario: «El argumento esgrimido para poner fin a la operación española de evacuación es que, a partir de este fin de semana, Washington se reserva el uso del aeropuerto internacional de Kabul para repatriar, antes del miércoles 1 de septiembre, a sus propios ciudadanos (en torno a un millar) y a los casi 5.000 soldados que han controlado las instalaciones tras la entrada de los talibanes en la capital, el pasado día 15 de agosto.»

Todos los españoles debemos sentirnos orgullosos de contar con unos aviadores y un Ejército del Aire capaz de realizar una misión de rescate tan compleja como esta, en un entorno tan cambiante y a miles de kilómetros de España. De parte de este humilde periodista, ¡enhorabuena!

El avión del rescate: Airbus A400M

El A400M es un avión de transporte militar de fabricación europea -y que se ensambla en Sevilla, España- que  llegó al Ejército del Aire para sustituir al avión de transporte norteamericano C-130 Hércules (T-10 en el Ejército del Aire). Conocido como Atlas, es el primer avión de transporte militar de gran  capacidad con tecnología europea y participación española. Fuerzas  aéreas europeas unidas por un avión de transporte militar de última  generación.

Tiene cuatro motores turbo-propulsados, con hélices de ocho palas que  permiten alcanzar velocidades de hasta Mach 0.76 a 37 000 pies de  altitud. El motor TP400 fue diseñado y fabricado por el consorcio EPI (EuroProp International), creado por las empresas ITP MTU AeroEngines, Safran Aircraft Engines y Rolls Royce. Este motor desarrolla 10 100 CV de potencia por unidad, mezclando las ventajas de un reactor y un turbohélice.

Con un volumen de 340 m3 es capaz de soportar hasta 37 toneladas y  tiene capacidad para transportar cargas no estándar que incluyen  helicópteros del tipo NH90 o Chinook CH-47. Además, puede transportar y  lanzar hasta 120 paracaidistas con todo su equipamiento y es  configurable para realizar evacuaciones médicas. Está capacitado para  aterrizar en una pista de 1.300 metros.

Como tanquero, el A400M estándar posee de serie equipos y software  para operaciones de repostaje aire-aire, con una capacidad básica de combustible de 63 500 litros (50 800 kg), que puede ser aumentada con  tanques adicionales en la bodega de carga.

El A400M ha incrementado notablemente la capacidad de carga y el radio de alcance del Ejército del Aire, lo que ha supuesto un salto tanto cualitativo como cuantitativo al reforzar sus capacidades expedicionarias. Así, la capacidad de carga aumenta en un 50% respecto al Hercules, mientras que las distintas configuraciones que puede adoptar la aeronave le permiten operar en diferentes escenarios y supuestos. Además, cuenta con cabina de cristal o glass cockpit, pantallas multifunción y sistema fly-by-wire, lo que le sitúa en la vanguardia tecnológica de la aviación.

El A400M ha demostrado ya su enorme capacidad para misiones de  transporte táctico a larga distancia. Durante la operación Balmis de lucha contra la pandemia realizó diversos viajes a distintas  localidades de China para cargar de manera urgente toneladas de material  sanitario. Fueron vuelos auténticamente épicos de 38 horas de duración, que debían llegar de manera rápida hasta España para posibilitar la  distribución de mascarillas, trajes EPI e incluso respiradores. Se dice pronto, 38 horas de vuelo y 60 de operaciones. Frente a ellas, 4  pilotos y 4 tripulantes para turnarse en un ida y vuelta que era toda  una contrarreloj. ¡Misión cumplida!

En estos viajes, las tripulaciones están duplicadas para poder relevarse durante el vuelo. El A400M también ha sido pensado para esta circunstancia. De manera austera pero reconfortante, la tripulación que en ese instante no se encuentra operativa puede descansar las horas  necesarias para tomar el relevo posteriormente.

El 17 de noviembre de 2016 Airbus hizo entrega del primer A400M al Ejército del Aire, y el 1 de diciembre se incorporó al Ala 31. Hasta el momento ha llegado a la unidad un total de 11 aviones.

En resumen, el A400M es el avión de transporte militar más avanzado del mundo, dotado de unas configuraciones y capacidades que hasta ahora  no había reunido ningún otro.

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Ala 31. ‘Lo que sea, donde sea y cuando sea’

La creación del 301 Escuadrón tuvo lugar el 18 de diciembre de 1973, coincidiendo con la llegada del primer avión T-10 Hércules procedente de Estados Unidos a la Base Aérea de Zaragoza. Entregas posteriores completarían, a principios de 1980, la flota de 12 aviones en total.

Desde su creación, el Ala 31 ha estado ubicada en Zaragoza, ciudad con la que está hermanada y prueba de ello es que en diciembre de 1979 el Ala 31 recibe su estandarte, donado precisamente por la ciudad. Los aviones Hércules T.10 / TK.10 del Ala 31, familiarmente conocidos como ‘Dumbos’, han sido la espina dorsal del transporte aéreo militar español hasta la llegada del Airbus A400M.

El lema del Ala 31, ‘Lo que sea, donde sea y cuando sea’ refleja la filosofía de trabajo de los hombres y mujeres que la componen, combinando misiones de todo tipo, desde apoyo aéreo logístico para despliegue de unidades y reabastecimiento en vuelo, a lanzamientos paracaidistas, operaciones aerotransportadas, asaltos aéreos, aeroevacuaciones, operaciones de búsqueda y salvamento, y transporte de ayuda humanitaria de emergencia.

El Ala 31 ha realizado desde su creación cerca de 200 0000 horas de vuelo, transportando a alrededor de 1 millón de pasajeros, 150 toneladas de carga y se han trasvasado más de 37 millones de litros de combustible en misiones de reabastecimiento en vuelo.

Desde que en febrero de 1975 tuviera lugar el primer vuelo de ayuda humanitaria a Malí y Níger, una buena parte del esfuerzo realizado por el Ala 31 se ha revertido en este tipo de misiones, en apoyo a zonas de catástrofes naturales, a Cruz Roja o a Cooperación Internacional y en apoyo a la acción del Estado, así como a las Naciones Unidas y a otros organismos internacionales.

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